Navidad, época de regocijo y paz, el legado a través del tiempo.

Como todo el mal llamado modernismo ha hecho mella en dichas tradiciones. No se trata de aseverar que todo el tiempo pasado fue mejor, es solo que la esencia del espíritu navideño para los cristianos que celebran el nacimiento de Jesús era todo un suceso, involucrando a todos los miembros de la familia en hacer el pesebre, las novenas y compartir con los vecinos y amigos todos los platos típicos que iban y venían de casa en casa.
Pero al contagiarnos de las culturas extranjeras, se convirtió el pesebre en el árbol de navidad, que más que eso se trata de una competencia comercial según la capacidad económica, haber quien tiene su casa, cuadra o barrio mejor decorado. Se cambio el niño Jesús por un hombre gordo y barbudo vestido de rojo y blanco, un Papá Noel que tiene por objetivo dar regalos y las reuniones familiares alrededor del pesebre han sido cambiadas por los viajes a Girardot, la Costa, San Andres o Milán, Orlando, esto depende del presupuesto económico, pues esta sociedad de consumo nos bombardea. Los regalos eran detalles simbólicos que representaban cosas que durante el año se querían y se pedían, además tenias una misión de cumplir con tus deberes todo el año para recibir una buena recompensa ahora esto depende como dije antes de una guerra comercial y se mide más el detalle más costoso o llamativo, que la calidad simbólica y el significado que este tenga. La única tradición que aún se conserva es la natilla y los buñuelos típicos en cualquier mesa Colombiana, aunque estos también han tenido su transformación pues el facilismo nos ha llevado a comprar masas listas, porque ya el tiempo no alcanza para tanta parafernalia ni para pasar tanto tiempo en dichos menesteres.
Para concluir me pregunto qué paso con el calor humano, con la alegría navideña que unía familias y vecinos, en qué momento todo se volvió tan frio y calculador, poco a poco diciembre se convierte en un mes más, en donde el consumismo prima y la venida de Jesús queda de a poco en el olvido, a este paso nuestras generaciones venideras solo sabrán a oídos de que en algún momento hubo una tradición navideña, en donde existía “paz y felicidad”.

Por:
Angela Paderi